La pornografía es la principal fuente de información sexual para los adolescentes y tres de cada diez dicen haber "aprendido algo" viendo estos contenidos.
Esta es una de las principales conclusiones de un estudio liderado por la Universidad de Granada (UGR) que alerta del impacto de la cultura de la violación y el negacionismo del maltrato.
El estudio se ha denominado “La caja negra del fracaso escolar”. Es un proyecto pionero en España y liderado por la UGR en el que han participado estudiantes de entre 12 y 18 años de las ocho provincias andaluzas para conocer el impacto de sus relaciones en el fracaso escolar.
Entre los resultados de este estudio destaca que la pornografía se ha posicionado como la principal fuente de información sexual para los adolescentes y que casi el 34 % de los participantes en el estudio diga que así ha aprendido algo sobre sexo.
"La sexualidad muestra una evidente falta de consentimiento derivada de una cultura de la violación, a lo que contribuye la pornificación de la sexualidad, debida al frecuente consumo de pornografía mainstream entre adolescentes", han destacado los coordinadores de la investigación, Mar Venegas y José Luis Paniza, del departamento de Sociología de la UGR.
El estudio refleja que en la franja de edad estudiada predomina "claramente" un modelo de amor en la pareja desde una romantización basada en celos, control y violencia simbólica, con consecuencias emocionales para los implicados que deriva muchas veces en una violencia de género -no siempre identificada- y en acoso sexual.
La investigación se ha llevado a cabo en 12 institutos de las ocho provincias de Andalucía, cuatro de ellos rurales, en los que se han realizado 220 entrevistas y 614 encuestas a estudiantes de entre 12 y 18 años para identificar la “cultura del romance”.
El equipo formado por 23 miembros de siete universidades europeas ha determinado que casi el 40% de estos jóvenes cree que tener pareja afecta negativamente a sus vidas, un impacto mayor en ellas.
"Me controlaba absolutamente todo. Dónde vas, qué haces, mándame una foto de con quién estás, tus conversaciones de Whatsapp, tus conversaciones de Instagram, dame tu contraseña. Bueno, aún así, yo estaba, yo qué sé, yo estaba bien. Mi madre ha sido la que me ha salvado". Así ha explicado su situación una de las participantes en el estudio, una adolescente de 13 años.
Control y celos
Según el estudio, el control y los celos construyen, en gran medida, la forma en que se establecen las relaciones afectivas y sexuales en los adolescentes, con más de un 46 % de chavales que usa las redes sociales para ejercer control sobre su pareja. "No hay ni una sola persona adolescente en las 220 entrevistas analizadas que identifique este grave problema (el control) como una forma más de expresión de la violencia de género", han añadido los autores del estudio.
Un 5,2 % de la muestra reconoce que comparte fotos de contenido sexual con su pareja y un 4%, con sus amigos, datos entre los que destacan que los chicos hacen un uso más sexualizado de las redes.
En la franja de edad estudiada, tres de cada diez menores reconocen haber sufrido acoso escolar, una situación en la que destaca la gordofobia y en la que ser heterosexual es "algo preventivo" para evitar ser víctima, mientras que ser bisexual aumenta las posibilidades de serlo en un 68,8%.
La investigación ha concluido que la estructura más básica de las formas de relación entre adolescentes continúa reproduciendo una desigualdad estructural que es la responsable de esta elevada incidencia de la violencia de género y que se sustenta en la pornificación de la cultura y el negacionismo de la violencia machista.